Es fácil comprender los beneficios de la transformación digital, pero ¿Cuáles son los problemas que pueden derivarse de ella?

La transformación digital no es solo la adopción de nuevo software, tecnologías y procesos más eficientes y automatizados que las prácticas y procesos empresariales tradicionales; es una forma completamente nueva e innovadora de hacer algo que es fundamental para su negocio. Esto significa que las empresas deben tenerlo todo en cuenta a la hora de embarcarse en una iniciativa de transformación digital: desde cómo reaccionarán las personas al cambio, cómo afectará a las relaciones con los clientes, el coste, cómo se alineará con los objetivos empresariales, etc. Las transformaciones digitales permiten a las organizaciones llevar su negocio hacia el futuro, posicionarlas para resistir a la competencia y crecer en nuevas áreas.

No es de extrañar que las tecnologías digitales también hayan reconfigurado radicalmente la forma en que se compran y venden los servicios sexuales, como resultado de la acelerada digitalización del trabajo sexual a raíz de la pandemia del Covid-19. Aunque el cambio al negocio digital ha beneficiado a los trabajadores del sexo, las formas emergentes de trabajo sexual tanto en línea como “mediado digitalmente” transforman los retos existentes para los trabajadores del sexo e introducen nuevas dificultades.

“El trabajo sexual es la profesión más antigua del mundo”. Todos hemos oído el dicho y todos sabemos que el trabajo sexual forma parte de una industria próspera y en evolución a escala mundial. Pero, ¿dónde está la línea que separa el trabajo de la intimidad de los trabajadores del sexo?

En primer lugar, veamos algunos datos y descubramos los problemas de introducir lo digital en el negocio:

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¿Qué es el trabajo sexual basado en Internet? Los profesionales del sexo basados en Internet utilizan la red para anunciar sus servicios y emplean la tecnología digital para prestar servicios directos (como el acompañamiento o el BDSM) o indirectos, como la webcam, el sexo telefónico o la mensajería instantánea. Internet no sólo ha estratificado el mercado del sexo en línea, sino que ha brindado oportunidades para nuevas formas de trabajo que permiten una mayor independencia mediante la comunicación directa con los clientes y nuevas plataformas publicitarias. Las trabajadoras del sexo pueden ahora utilizar la tecnología para aumentar las estrategias de seguridad, seleccionar clientes potenciales y establecer contactos con otras trabajadoras del sexo. Así pues, ha aumentado la seguridad para los profesionales del sexo, ¡eso es estupendo! Entonces, ¿cuál es el problema?

¿Cuál es la ley?

Actualmente no hay ninguna ley específica que regule el trabajo sexual en línea o por Internet que incluya webcam, sexo telefónico o mensajería instantánea. No hay ninguna ley contra la venta de servicios sexuales físicos cuando sólo trabaja un adulto que da su consentimiento y es independiente del local. Sí, sé lo que estás pensando: si eres modelo de webcam, esperas que la gente vea tu contenido íntimo publicado en Internet, porque así es como ganas dinero. Pero, ¿qué ocurre cuando alguien comparte en línea tus imágenes PRIVADAS no relacionadas con el trabajo sin tu consentimiento? ¿O alguien comparte tus redes sociales privadas en conexión con tus plataformas profesionales en un intento de “mostrarte” a tu familia que no conoce tu trabajo? ¿Determina por tanto tu trabajo si has sufrido abusos?

¿Ha creado Internet un lugar de trabajo más seguro?

Las nuevas oportunidades que ofrecen Internet y las tecnologías digitales, por supuesto, no están exentas de riesgos. Aunque el trabajo sexual a través de Internet evita los problemas a los que se enfrentan los profesionales del sexo de la calle, como la violencia física o una mayor posibilidad de ser detenidos y sufrir las consecuencias del sistema de justicia penal, se enfrentan a nuevos retos y formas de abuso. Un estudio reveló una gran preocupación entre los profesionales del sexo por el miedo a ser identificados, denunciados o acosados y por el riesgo de que les roben o pirateen sus datos personales. Parte del estudio encuestó a más de 700 profesionales del sexo que utilizan medios digitales, y esto es lo que descubrió

El 52% de los profesionales del sexo que utilizan webcam o teléfono están preocupados por su privacidad.

El 46% de las trabajadoras del sexo con webcam/teléfono afirmaron que la información que habían puesto en línea se había utilizado en otros lugares sin su consentimiento. 

El 36% de las trabajadoras del sexo había recibido llamadas, mensajes y correos electrónicos amenazantes o de acoso.

La privacidad es la principal preocupación de las trabajadoras del sexo por Internet y el hecho de estar en su dispositivo u ordenador proporciona una distancia digital con los clientes. Debido al estigma asociado al trabajo sexual, no es un trabajo que la gente quiera compartir siempre con sus amigos y familiares. La ansiedad de ser “descubiertos” puede llevar a los profesionales del sexo a hacer todo lo posible por proteger su identidad llevando una “doble vida”. Los trabajadores del sexo se encuentran creando límites y medidas específicas para proteger su identidad en línea, por ejemplo: utilizar un seudónimo, usar un dispositivo separado para el trabajo y la vida personal, y no vincular los perfiles de trabajo y personales en las redes sociales.

Aunque Internet beneficia a los profesionales del sexo, también conlleva nuevos riesgos. Esto no es una revelación. Lo vemos ocurrir en toda la sociedad y en muchos grupos diferentes de personas. Las oportunidades y amenazas de Internet y las tecnologías digitales serán una curva de aprendizaje continuo para todos nosotros. Pero también debemos entender que, para estos grupos de personas, existe un impacto en su vida cotidiana y un riesgo de peligro personal. Se trata, sin duda, de un problema que hay que abordar y resolver.