La productividad tóxica no es sólo un mal hábito, es un problema grave que puede afectar a la salud, las relaciones y los negocios.

La productividad suele considerarse un atributo positivo, esencial para el éxito en la vida personal y profesional. Es una medida de la eficiencia y eficacia con la que podemos hacer las cosas. Sin embargo, la búsqueda de la eficiencia a veces puede tener consecuencias negativas, dando lugar a lo que se conoce como “productividad tóxica”.

La productividad tóxica se refiere al fenómeno en el que la obsesión por ser productivos se convierte en perjudicial para nuestro bienestar. Esto puede manifestarse de muchas maneras, como presionándonos constantemente para hacer más, incluso cuando estamos cansados o enfermos. Para empeorar las cosas, también puede llegar a descuidar el cuidado personal y sacrificar las relaciones personales y profesionales en aras de hacer las cosas. 

Una de las razones por las que la productividad tóxica es cada vez más frecuente es la presión que la sociedad ejerce constantemente sobre nosotros para que rindamos y alcancemos objetivos. Con el auge de la economía colaborativa y el trabajo a distancia, los límites entre el trabajo y el tiempo personal se han difuminado. Por desgracia, esto ha facilitado que la gente caiga en la trampa de trabajar todo el día. Además, el creciente énfasis en los logros personales como medida del éxito y la valía puede llevar a la adopción de malos hábitos de autocuidado. Por ejemplo, puede significar centrarse demasiado en tachar cosas de la lista de tareas pendientes, en lugar de dedicar tiempo a descansar y recargar las pilas con otras personas.

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¿Cuáles son las causas de la productividad tóxica?

En el acelerado y competitivo mundo actual, estamos sometidos a una presión constante para ser productivos y tener éxito en todos los aspectos de nuestra vida. Una de las principales causas de la productividad tóxica es la creencia de que hay que ser productivo sin parar para tener éxito. Si te preocupa priorizar en exceso el rendimiento laboral, aquí tienes algunas de las causas más comunes del problema para ayudarte a frenarlo:

Expectativas autoimpuestas: ya sea por la crianza o por el tipo de personalidad, a menudo tenemos expectativas poco realistas de lo que podemos o deberíamos ser capaces de hacer. De hecho, empujarnos hacia metas inalcanzables sólo nos causará agotamiento y frustración.

Competencia: si tus compañeros trabajan 10-12 horas al día, tú te sentirás inclinado a hacer lo mismo, más aún si eres competitivo o trabajas para conseguir un ascenso. 

Cultura corporativa: algunas empresas son peores que otras a la hora de mitigar la productividad tóxica.  Si los valores fundamentales de tu empresa parecen promover el rendimiento laboral y descuidar el equilibrio entre vida personal y profesional, puedes sentirte obligado a trabajar más de la cuenta.

¿Cuáles son las señales para reconocer la productividad tóxica?

¿No está seguro de si simplemente está sobremotivado o experimenta las influencias de la cultura de hacer demasiado? He aquí algunos de los síntomas más comunes.

Sentirse culpable por no haber hecho nada: si se siente culpable cuando disfruta de su tiempo libre o se olvida de una tarea pendiente, probablemente esté influido por la cultura del logro. 

Asumir demasiados proyectos: ser un empleado entusiasta no es necesariamente malo, pero el estrés y la productividad suelen ir de la mano. Si tiendes a sentirte abrumado por tu carga de trabajo, puede que haya llegado el momento de reducir la lista de tareas. 

Ignorar la salud y el bienestar: no hay equilibrio entre la vida laboral y personal cuando se prioriza el trabajo por encima de todo. La salud mental y el bienestar físico suelen resentirse en las culturas centradas en la eficiencia.

Sentir ansiedad al descansar: el descanso es esencial para nuestro bienestar, además de mejorar la calidad del trabajo y la productividad. Sentirse ansioso cuando se descansa, se va a la cama o se ve una película puede significar que uno se siente incómodo sin hacer nada.

¿Qué hacer para evitar la productividad tóxica?

Establecer límites: tanto si se trabaja a distancia como en la oficina, el uso del portátil y el teléfono dificulta la creación de límites entre el trabajo y la vida personal. Pero establecer horarios estrictos y cumplirlos nos enseña que nuestra salud, ocio y relaciones son importantes y deben priorizarse. Establezca también límites entre la productividad personal y el descanso. Cree un horario para actividades como la compra, la preparación de la comida y el ejercicio para evitar trabajar en exceso durante su tiempo libre. Canalizar esta eficacia hacia la vida personal no es descansar: es dar un paso adelante.

Aprende a decir no: decir no es difícil. Queremos complacer a nuestros amigos, familiares y colegas. Y a veces parece que el desarrollo profesional depende de que digamos sí a todos los proyectos y peticiones. Pero nuestro rendimiento laboral y nuestras relaciones mejoran cuando tenemos tiempo y energía para invertir. 

Tener un compañero que rinda cuentas: a las personas afectadas por la productividad tóxica les resulta difícil bajar el ritmo porque son adictas a las buenas sensaciones que acompañan a los logros. Es posible que reconozcan las consecuencias negativas del exceso de trabajo, como la fatiga y el estrés, pero no sepan cómo parar. Un compañero o tutor responsable puede mostrarte cuándo estás trabajando en exceso o valorando el rendimiento laboral por encima de todo y recordarte las consecuencias que has perdido de vista. 

Habla con tu jefe: si observas en tu organización un comportamiento más centrado en la eficacia que en la persona, plantéate hablar con tu jefe sobre este problema.

Prioriza el autocuidado: si sufres este problema, una de las cosas más difíciles de hacer es priorizar el autocuidado. Pero replantearse el concepto de éxito debería ayudarle a darse cuenta de lo importante que es cuidar de su bienestar mental y físico.