Se define como la incapacidad de un paciente para alcanzar un orgasmo incluso con una estimulación adecuada.

El síntoma principal de la anorgasmia es la imposibilidad de alcanzar el clímax durante las relaciones sexuales. Algunos pacientes también pueden experimentar una disminución de la intensidad de los orgasmos, tardar más tiempo de lo habitual en alcanzarlos y experimentar dolor en la parte inferior del abdomen o en la región pélvica durante las relaciones sexuales. Estos síntomas pueden producir una gran angustia en el individuo.

La anorgasmia se diagnostica cuando la intensidad o la frecuencia de los orgasmos se reducen notablemente durante al menos seis meses y provocan un malestar significativo. Cuando existe una dificultad constante para obtener un orgasmo, se puede diagnosticar un trastorno orgásmico femenino (TOF). Este trastorno es más frecuente en las mujeres, especialmente en las que se encuentran en el grupo de edad posmenopáusico. Según los estudios, se da entre el 10% y el 33% de las mujeres.

Los expertos clasifican la anorgasmia en varios tipos diferentes. La anorgasmia primaria, o anorgasmia de toda la vida, es el tipo en el que un individuo nunca ha experimentado un orgasmo. Por su parte, la anorgasmia secundaria, o adquirida, es la dificultad para alcanzar un orgasmo en un individuo que previamente ha tenido una función sexual normal. La anorgasmia situacional es el tipo más frecuente, en el que un individuo sólo puede alcanzar el orgasmo en determinados casos o con determinadas parejas. Por último, la anorgasmia general es el tipo en el que un individuo no puede alcanzar un orgasmo, independientemente de las circunstancias o de la pareja.

tratar anorgasmia

El orgasmo es un proceso psicológico y fisiológico complejo. Si bien es cierto que rara vez existe una única causa de origen para la anorgasmia.

Hay muchos factores potenciales que pueden impedir que una mujer alcance el orgasmo de forma constante o con una intensidad satisfactoria. El estrés de cualquier tipo suele ser un factor importante que contribuye a reducir la frecuencia o la intensidad de los orgasmos.

Las siguientes consideraciones pueden contribuir a la anorgasmia femenina:

Médico

Las enfermedades y los trastornos médicos de cualquier tipo pueden afectar a la salud psicológica y física de forma que impidan el orgasmo. 

Psicológico

El estrés y la ansiedad son impedimentos importantes para experimentar la relajación necesaria para la liberación sexual. Los diagnósticos de salud mental, como los trastornos del estado de ánimo, pueden afectar a la capacidad del orgasmo. La vergüenza o el sentimiento de culpa en torno a la actividad sexual, los problemas de imagen corporal o los antecedentes de trauma o abuso también pueden ser factores de anorgasmia femenina.

Relaciones

Los conflictos no resueltos, como la ruptura de la confianza o la infidelidad, pueden dificultar la conexión y la satisfacción sexual. La falta de comunicación clara en torno a las preferencias sexuales también puede contribuir a la anorgasmia.

Consumo de sustancias

El consumo de alcohol, cigarrillos u otras sustancias controladas puede interrumpir el proceso del orgasmo al afectar a la función neurológica o al flujo sanguíneo de los genitales. 

Envejecimiento

Los cambios fisiológicos a lo largo de la vida pueden alterar la capacidad de la mujer para alcanzar un orgasmo de forma fiable. Los cambios anatómicos y hormonales que se producen durante el embarazo, el parto y la lactancia pueden afectar a la capacidad del orgasmo. La reducción de los niveles de estrógeno durante la perimenopausia y la menopausia disminuye el flujo sanguíneo a los genitales y puede contribuir al FOD.

Tratamiento del trastorno orgásmico femenino (TOF)

El tratamiento del TOF variará en función de las causas subyacentes y del tiempo que la anorgasmia femenina haya sido un problema. El primer paso será consultar con su médico sobre el posible TOF, que normalmente realizará un examen médico, que incluye un examen pélvico, con el fin de descartar cualquier razón anatómica para la falta de orgasmo. El médico también realizará una historia clínica detallada para explorar la posible causa.

Prepárese para responder a preguntas sobre su historial sexual, incluyendo cualquier trauma sexual, cuándo y cómo ha experimentado el orgasmo (si es que lo ha hecho alguna vez) y cuándo empezó a cambiar su experiencia del orgasmo. Traiga una lista de cualquier condición médica pasada o actual y de los medicamentos, incluyendo la dosis y la duración.

Hay varios métodos de tratamiento que pueden ayudar a tratar la anorgasmia femenina

Cambios en el estilo de vida

La dieta, el ejercicio y los niveles de estrés pueden afectar a la función sexual. Su médico puede pedirle que realice prácticas que mejoren estas áreas de la salud.

Terapia física

Si la tensión pélvica o la laxitud muscular contribuyen a los problemas orgásmicos, los fisioterapeutas especializados en disfunción pélvica pueden ser una referencia adecuada.

Educación sexual

Una mejor comprensión de la anatomía y la técnica sexual puede ayudarle a descubrir sus propios patrones de respuesta sexual y mejorar la frecuencia e intensidad del orgasmo.

Terapia con estrógenos

Normalmente para las mujeres posmenopáusicas, el estrógeno en forma de píldora, parche o gel puede reducir los síntomas de la menopausia y mejorar la respuesta sexual. Los estrógenos locales, como una crema o un anillo vaginal, también pueden aumentar el flujo sanguíneo en la zona y mejorar la frecuencia y la calidad del orgasmo.

Terapia con testosterona

Aunque no se conoce el mecanismo exacto, la testosterona desempeña un papel en la función sexual femenina saludable. La terapia de sustitución de testosterona puede mejorar la frecuencia y la calidad del orgasmo. Sin embargo, pueden producirse efectos secundarios como acné, exceso de vello corporal y calvicie de patrón masculino.

Ajuste de la medicación

Muchos medicamentos de venta libre y recetados pueden afectar a la función sexual. Su médico puede ajustar los niveles de su medicación o sustituir su medicación actual por un compuesto químicamente similar que podría dar lugar a una reducción de los efectos secundarios sexuales.