7 cosas que pasan a los 30 y de las que no habla nadie
Déjame contarte algunas situaciones de las que definitivamente no podrás escapar, y que tendrás que afrontarlas con sentido del humor
Déjame contarte algunas situaciones de las que definitivamente no podrás escapar, y que tendrás que afrontarlas con sentido del humor
Bienvenidos al tercer piso. Las arrugas empiezan a asomar, los divorcios son el pan de cada día… Los 30 son los nuevos 20, te lo digo yo. Solo tienes que saber cómo aceptarlo.
Empiezas a explorar todas las diferentes formas de obtener ingresos pasivos para no sentirte obligado a trabajar hasta la edad de jubilación. Empiezas a soñar con todas las cosas que puedes hacer con ese dinero extra y la posibilidad de reducir tus horas.
La mayoría de nosotros pasaremos nuestras vidas yendo a trabajar y fichando un viernes para disfrutar de un fin de semana relajante. Pero más de 10 años después, empezamos a preguntarnos si así es la vida. Literalmente si estás viviendo el día de la marmota y si con eso es suficiente para ti. Te preguntas si vas a ser feliz haciendo el mismo trabajo por otros 20 o 30 años más y es cuando empiezas a pensar si la vida podría ser mejor de alguna otra manera o con cualquier otra opción que no entraba en la ecuación a los 20.
A menudo hablo con mis amigos que aún están solteros acerca de que la lista de citas se amplía a finales de los 30. Esto se debe a que la gente que se casó antes y más pronto, siguen adelante pero con diferentes parejas. Es una realidad que no todos los matrimonios durarán. Y la parte difícil es ver a tus amigos pasar por el peaje emocional que una separación y un divorcio.
También está la visión de los que te ven como aquella que tiene ya 30y pero no se ha casado ni tiene hijos. Las etiquetas, sea como sea, de lo que estás haciendo que no es lo socialmente estipulado.
Empiezas a apreciar cada día un poco más porque cualquier cosa puede pasar. Cada día es un regalo. Y esa es la cuestión, no tenemos garantizada la vida durante XX años. Así que mientras tengamos tiempo, pásalo con la gente que de verdad importa.
Tener hijos, cuántos tener, decidir que no quieres finalmente tener hijos… son todos temas muy sensibles que hay que coger con pinzas. Esto es especialmente sensible cuando se habla sobre la infertilidad. Nadie habla con nadie de sus dificultades para quedarse embarazada y si sospechas que alguien tiene dificultades, nunca te atreverías a preguntar. Tanto si quieres tener hijos como si no, deja a la gente que piense lo que quiera y haz tú lo mismo.
Cuando estás en el instituto o en la universidad, tienes esa gran parte de la vida en común con tus amigos. Y está bien. Pero a medida que la gente comienza a aventurarse por diferentes caminos, de repente puedes encontrar que empiezas a perder terreno común. O si ese no es el caso, puede ser que la vida se vuelva tan ajetreada que empieces a priorizar sólo a las personas que importan y que están más cerca.
El aprecio por los padres aumenta con la edad. Nuestro tiempo juntos es limitado y es en esta etapa de la vida cuando te das cuenta de que no es solo que a ti te salgan las arrugas de expresión y a la ropa le ves más arrugas, o que reduzcas el tiempo entre visita y visita a la peluquería porque ya no lo puedes alargar tanto como antes. El verdadero drama en los 30 es cuando por fin logras ver que no eres tú sola, que el mundo también crece contigo, y con ello, tus padres también se hacen más mayores.
Ellos que te sacaban a pasear todos los días, que peleaban, jugaban y se agotaban hasta que tu estabas tranquila y feliz. Esos mismos son los que ahora mismo ya no pueden tanto y simplemente mirándoles a los ojos, lo ves.
Es probable que ese sea uno de los puntos más dolorosos de cumplir los 30. Esa tremenda dosis de realidad desconocida.