No hay soluciones rápidas, curas milagrosas o píldoras mágicas cuando se trata de perder peso con la dieta, a pesar de lo que la industria del bienestar podría hacerle creer: perder peso requiere dedicación a un plan que apoye los hábitos saludables a largo plazo. 

La recomendación general para la pérdida de peso es una tasa de una a dos libras por semana, aunque la pérdida de peso inicial podría superar eso para las personas que tienen mucho sobrepeso, y luego disminuir a la sugerida de una a dos libras por semana. Los estudios han demostrado que ésta es una forma eficaz de perder peso sin perder demasiada agua o tejido magro, y de evitar un rebote. 

Hay varios factores que pueden afectar a sus esfuerzos por perder peso. Entre ellos se encuentran los cambios en la dieta, el ejercicio y el estilo de vida. Existen herramientas y consejos para mantener el rumbo. Además, debe saber lo que no debe hacer. Hable con su médico antes de empezar un nuevo plan, él puede ayudarle a personalizar un programa y a controlar con seguridad su progreso. Incluso los pequeños cambios pueden suponer una gran diferencia en tu salud.

Si lleva un tiempo siguiendo una dieta estricta y un plan de fitness pero no consigue ver resultados, puede que sea el momento de replantearse su estrategia de pérdida de peso.

Desde errores en la dieta hasta factores físicos, cualquiera de estas razones podría ser el motivo por el que no estás perdiendo peso

Tu dieta es demasiado limitada

Limitarse a las dietas de moda o a las dietas extremas puede ser peor para la cintura que comer demasiado o muy poco, eliminar por completo ciertos alimentos o no seguir un régimen alimenticio saludable puede afectar al ritmo de pérdida de peso. El cuerpo funciona mejor con una dieta equilibrada, recibiendo todos los nutrientes y minerales que necesita, por lo que eliminar por completo ciertas áreas de su dieta sólo obstaculizará su progreso, ya que el cuerpo necesita una variedad de alimentos.

dieta

No estás ejerciendo el control de las porciones

Si está comiendo comidas sanas y bajas en grasas pero sigue sin perder peso, puede que merezca la pena examinar el tamaño de sus raciones. Aunque piense que sólo come tres veces al día, con el aumento del tamaño de las porciones que muchos de nosotros consumimos, podría estar comiendo el equivalente a seis o más porciones estándar cada día. Vale la pena recordar que, aunque los alimentos que consuma sean saludables, deben comerse con moderación, ya que comer demasiado de cualquier cosa le hará ganar peso.

No estás bebiendo suficiente agua

El agua puede afectar al peso por varias razones: en primer lugar, el agua es una herramienta eficaz para suprimir el apetito. Con demasiada frecuencia, nuestro cuerpo confunde el hambre con la deshidratación, por lo que beber un vaso de agua antes de una comida, un tentempié o incluso cuando se siente hambre ayudará al cuerpo a identificar cuándo tiene realmente hambre para deshidratarse. El agua fría puede incluso acelerar el metabolismo y ayudar a frenar los antojos de azúcar y bebidas gaseosas, problemas típicos en las dietas de muchas personas. 

El agua también garantiza el buen funcionamiento de los riñones y el sistema digestivo, ya que sin suficiente agua el cuerpo utiliza el hígado como apoyo adicional, lo que provoca el almacenamiento en lugar de la quema de grasa. El agua es importante tanto para la hidratación en el ejercicio como para el control del apetito y el funcionamiento de los órganos vitales, ayudando al proceso de pérdida de peso. 

No varías tus entrenamientos

Si ha caído en la rutina de ejercicios, es posible que ya no esté sacando el máximo provecho de sus entrenamientos. Hacer los mismos entrenamientos día tras día no sólo puede afectar a su motivación y entusiasmo con el ejercicio, sino que puede poner su cuerpo en un régimen sedimentario, no produciendo los beneficios que el ejercicio debería estar dando. Cuando te ejercitas, tu cuerpo mejorará en su estado físico y en la capacidad de lo que estés entrenando, pero si no te esfuerzas, aumentas la intensidad o cambias los entrenamientos, el esfuerzo y la mejora de tu cuerpo se estancará. El ejercicio se volverá ineficaz y los resultados comenzarán a disolverse lentamente. 

No duermes lo suficiente

Puede que pienses que reducir el sueño para tener tiempo para entrenar es bueno para tu salud y tu forma física, pero no dormir lo suficiente podría minimizar los beneficios del ejercicio y hacerte ganar peso. La falta de sueño no sólo puede afectar al rendimiento y la resistencia del ejercicio, sino que ralentiza el metabolismo, aumenta el apetito y hace que sea más probable que ceda a los antojos. 

Estrés 

Muchos de nosotros gestionamos las emociones con la comida. La comida nos reconforta, a menudo nos da una sensación de control y es una fuente de placer. Pero esas calorías de consuelo se acumulan. Si sospecha que la alimentación emocional está desbaratando su dieta, considere alternativas saludables para reducir el estrés. Haga yoga, pida apoyo a sus amigos y familiares o busque un especialista en salud mental con experiencia en temas relacionados con la comida.